
EL PATÍBULO DE ROMÁN PIÑA VALLS «RICARD CHIANG, Pintor: Soy una persona muy poco psicópata»
Ricard Chiang nació en Barcelona, pero vino pronto a Mallorca y no se ha marchado nunca. Vive en Portals Nous, por poco tiempo. El mar no está mal, pero sale caro. Es uno de nuestros pintores en alza, con su apuesta por los temas macabros, o esos paisajes bucólicos en plata y negro que le quitan de las manos. He encontrado su estudio vacío, dice que nunca ha estado tan limpio y ordenado. Tiene las manos permanentemente manchadas de negro. Trabajar con guantes no es lo mismo.
Ricard Chiang nació en Barcelona, pero vino pronto a Mallorca y no se ha marchado nunca. Vive en Portals Nous, por poco tiempo. El mar no está mal, pero sale caro. Es uno de nuestros pintores en alza, con su apuesta por los temas macabros, o esos paisajes bucólicos en plata y negro que le quitan de las manos. He encontrado su estudio vacío, dice que nunca ha estado tan limpio y ordenado. Tiene las manos permanentemente manchadas de negro. Trabajar con guantes no es lo mismo.
PREGUNTA.- ¿Por qué cree que quiero entrevistarle?
RESPUESTA.- Ni idea. No sabía que usted hacía entrevistas. Pero encantado. Y puede preguntar lo que quiera que no me corto un pelo.
P.- Yo creía que usted era pintor de cuadros.
R.- Sí, lo soy, pero me ha pillado pintando la carrocería de una moto BMW que estoy restaurando. Tiene 17 años. No la cambiaría por un Rolls Royce.
P.- ¿El estudio determina el tamaño de la obra?
R.- Sí. Me gustan los cuadros grandes, y ahora tengo en mente hacer unos tan grandes que no puedo hacerlos en mi estudio: si no me deja sitio un amigo, no podré hacerlos.
P.- ¿Se le asustan las novias cuando ven lo que pinta?
R.- Al principio puede haber un rechazo, pero cuando se me conoce, no. Soy una persona muy normal, muy poco psicópata. No hay que ver la obra, sino la persona.
P.- Usted es incluso demasiado sensible: de niño le asustaban las muñecas.
R.- Sí. No sé por qué. Soñaba con ellas, tenía pesadillas. Ahora no es que me vengue, es que quizás sientes atracción por las cosas que te dan miedo.
P.- ¿Tiene preocupaciones?
R.- No sé si soy ateo, si soy tonto o pasota. Pero no tengo. A lo mejor soy las tres cosas. Me da igual si están los comunistas o los de ultraderecha en el poder siempre y cuando respeten la democracia y la libertad.
P.- ¿Sigue con atención los rifirrafes políticos?
R.- No me interesa lo que dicen los políticos, pero sí verlos pelear como niños de parvulitos. Si la energía que ponen en discutir la pusiesen en colaborar, funcionaríamos mejor.
P.- ¿Qué tiene usted de chino?
R.- La mitad, justo: mi padre. Eso de sangre. De cultura, nada. No hablo chino. Mi padre salió de China en tiempos de la Revolución, estuvo dando vueltas por todo el mundo, Taiwán, Hong-Kong, EEUU y Europa, y luego conoció a mi madre en Barcelona. Se casaron, y vinimos a Mallorca por cuestiones de trabajo.
P.- ¿Era un chino de la nobleza?
R.- No, pero en China no necesitaba trabajar, era de una familia muy acomodada. Y además era un poco oveja negra. Aquí trabajó en un montón de cosas. Abrió el primer restaurante chino de Palma, el Mandarín. Pero lo traspasó, no le gustaba ese trabajo.
P.- Y en la Palma de hace treinta años, ¿se sintió usted un niño exótico?
R.- No. Lo era, pero no lo noté nunca. No he tenido problemas ni beneficios por ser medio chino.
P.- ¿Qué tal su vida escolar?
R.- Estudié en el San Cayetano. Mejor dicho, iba allí, pero no estudiaba nada. Era un autómata que miraba las musarañas. Dibujaba en los libros y oía unas voces del profesor, que no sé qué decía.
P.- ¿No le interesaba lo que le enseñaban?
R.- Es que era horrible, un tormento. Pero no por los contenidos, sino porque era un rollo cómo los impartían. No me entraba. Tuve que repetir Octavo de EGB unas cuantas veces. Aún tengo pesadillas en las que tengo que ir al colegio a hacer BUP. El colegio ha sido lo más depresivo que he hecho en mi vida. El recreo era fantástico.
P.- De niño quería dibujar cómics…
R.- A los 11 años. Eso me duró hasta los 20, hasta que me di cuenta de que era muy mal dibujante. Entonces me puse a pintar, y también era pésimo. A los 27 años, de la noche a la mañana, se me abrió la mente. Después de una larga depresión por ser un inútil, empecé a confiar en mí mismo y ahora tengo una sobrestima.
P.- Y ahora se ha hecho realidad su sueño. ¿Está forrado?
R.- Mi sueño no era vivir de esto, sino pintar y dibujar bien. ¿Forrado? Mire qué sofás tengo. Si estuviese forrado tendría una persona limpiándome el suelo. Voy tirando, sin ahogos.
P.- ¿El planeta va bien?
R.- El planeta está jodido. No puede ir bien con la de millones de habitantes que tiene. La naturaleza pondrá orden. No me preocupa una extinción masiva. De todos modos yo no tengo por costumbre arrojar colillas por la ventana ni tirar las pilas de litio a la basura.
LA SOGA
Ritual fúnebre favorito:
Un entierro sin ritual
Un viaje:
La luna
Paraíso:
La tierra
Personaje histórico:
Lao Tse
Tres escritores:
Poe, Kafka y Lovecraft
Una fobia:
Las polillas y los tiburones
Placer confesable:
Matar zombies virtuales
Algo excitante:
Que fuesen reales
La banda sonora de su vida:
Va cambiando
Un artista:
Leonardo Da Vinci
Utopía a prohibir:
Imperialismo solapado
Una afición:
Va cambiando, ahora las motos
Si volviera a nacer sería:
Creo que sería yo mismo