
Tinieblas sobrecogedoras de media tarde
Los paisajes que recrea Ricard Chiang en sus lienzos tienen un golpe tétrico que sumerge al espectador en un cuento gótico de Edgar Allan Poe, un toque que cautivó a quienes acudieron a su presentación en la galería de arte 'Xanon'
De haberse conocido en persona, Ricard Chiang y Edgar Allan Poe hubiesen hecho migas. No es el caso, salvo que Ricard, en una de esas inmersiones en el mundo tétrico y fantasmagórico que recrea en sus cuadros, haya contactado con el espíritu del escritor de Massachussets. ¡Quién sabe! En ese universo oscuro, de luces tenues y tinieblas sobrecogedoras, que ha recreado el artista en la exposición recién inaugurada en la galería Xanon, todo es posible...
El último trabajo de Ricard lleva por título Niebla y cautiva incluso más allá de los ventanales de la galería. Los paisajes que nacen de su imaginación, pasados por el tamiz del grafito y un tratamiento de barnices, asemejan a fotografías inquietantes. Son el último lugar donde uno quisiera perderse y el primero donde podría hacerlo. Darse un paseo por esos bosques insinuados en el espesor de las nubes bajas debe ser una experiencia para no olvidar en tu vida. Siempre y cuando no te aparezca el hombre-lobo y entonces te olvides de todo y para siempre. Créame que parece posible que ocurra algo así...
No se dio el caso -hubiese sido un notición: "Un visitante a una galería de arte desaparece en el interior de un cuadro", ya lo veo...-, pero sí que hubo fascinación en la mirada de los presentes. Matiel González, Marta Blasco, compañera de viaje del artista, Eduardo Alonso, el coleccionista de arte, Alberto Ipiña (algún día habrá que reconocer la incesante labor de este hombre, siempre atento a las últimas tendencias, siempre presente allá donde florezca la creación artística...), Gotzone Etxebarria, el pintor José Luis Tolosa, acompañado por Yolande Germain, María Ángeles de Prada y Ana Villanueva, ambas mujeres de aire bohemio, José Luis Salaberria, Ignacio Urrutia, Esther Mendibelzua, Jorge Martínez, Begoña Revuelta, Carlos Zarate, Kirmen Sustatxa, Beatriz Hernández, Cristina Aranguren y un selecto grupo de admiradores de la obra del artista mallorquín de padre chino, disfrutaron del atrayente poder de su imaginación.
Fue, ya digo, una tarde de cuentos de terror. De ella también disfrutaron Aitor Zulaika, Josune San Martín, Verónica Olmedo, Jorge Muguruza e incluso Manu Martín, el enólogo vecino de la galería que pronto, muy pronto, realizará la inauguración en público del almacén de vino que regenta en el Cabo de Hornos de la calle Juan de Ajuriaguerra. No harán mal los visitantes a la muestra en parar allí para templar el ánimo sobrecogido.
Jon Mujika